En los últimos veinte años la radiología intervencionista ha cobrado impulso al ofrecer una alternativa importante al tratamiento quirúrgico.
En la mayoría de los casos los tratamientos de la radiología intervencionista suponen estancias hospitalarias más cortas, no requieren de anestesia general e implican menores riesgos, menos dolor y una convalecencia reducida en comparación con la cirugía tradicional.
La Radiología Intervencionista es una
subespecialidad de la Radiología, cuyo enfoque se centra en el diagnóstico y/o el tratamiento de un amplio espectro de enfermedades mediante técnicas mínimamente invasivas.
Los procedimientos se llevan a cabo con la ayuda de las siguientes técnicas de imagen:
- Rayos X.
- Ecografía.
- Resonancia magnética (RM).
- Tomografía computarizada (TAC).
Con la ayuda de una guía con un diámetro de sólo 1-2 milimetros se introducen catéteres en los vasos sanguíneos u otras vías para guiarlos hasta la localización de la enfermedad y así poder tratarla.
Las regiones anatómicas y los síntomas que pueden ser tratados mediante técnicas de Radiología Intervencionista son:
- Sistema nervioso central (cerebro, columna vertebral).
- Tórax (vías aéreas y pulmones).
- Abdomen (hígado, estómago, intestino, riñones).
- Sistema circulatorio (corazón, arterias y venas).
- Sistema músculo esquelético (huesos, articulaciones,
columna vertebral).
- Sistema urogenital (femenino y masculino).
- Otras (obtención de muestras de todos los órganos y tejidos).
Los radiólogos intervencionistas son
pioneros en este tipo de procedimientos seguros y de alta calidad y han establecido los estándares vigentes para los procedimientos mínimamente invasivos.
Los radiólogos intervencionistas son especialistas en radiología que han completado
cursos de formación continuada y de perfeccionamiento en radiología diagnóstica e intervencionista, en los que se tratan temas como la física de radiación y sus efectos biológicos, las medidas de seguridad a adoptar frente a la misma para prevenir lesiones secundarias y formación en práctica clínica. Ésta última les facilita las consultas con los pacientes, que suelen ser derivados a ellos por otros especialistas.